ACTIVIDADES

Vector Epistémico

Seminario de Formación Lacaniana

SFL | 2015-2016

Boletín #7

NEL- Miami

Dos preguntas surgen a partir de la discusión en las noches de Escuela entre los miembros y asociados de la Nel Miami a partir de la pregunta que hace el Seminario de Formación Lacaniana: ¿Qué anudamientos entre cuerpo, imagen y lenguaje posibilita el fantasma?

  • Si hay un pasaje de la lógica a la topología en la última enseñanza de Lacan ¿Podemos seguir pensando en la diferencia entre síntoma y fantasma?
  • Y ¿Cómo situar el concepto de fantasma en la noción de sinthome?

Las formas de relación del sujeto contemporáneo con el fantasma: Lo que queda velado/expuesto

El desequilibrio generado por lo que anteriormente llamábamos la vacilación fantasmática, y más aun de episodios de travesías salvajes del fantasma, es cada vez más frecuente como motivo de consulta. Se trata de saber a qué equilibrio estamos haciendo referencia.

La voz moderna del super- yo no cuenta más con el obstáculo de la prohibición y se presenta bajo la máscara del "derecho a gozar" que no es más que un imperativo de goce. Esto queda en evidencia en una clínica donde predomina la impulsión (como el slogan de Nike "Just do it") que empuja al sujeto a un lugar donde falla la medida fálica que amarra, dejando al sujeto invadido por la angustia y donde el cuerpo queda tomado, desbordado, sometido al encuentro con un sin límite donde la función que antes cumplía el fantasma como velo de lo real, hoy se ve trastocado por lo que no se vela sino que queda expuesto. Esto queda evidenciado en los episodios de travesía salvaje del fantasma donde el cuerpo deviene cuerpo-goce tomado por ese sin límite que la medida fálica y el fantasma acotaba.

En este sentido, ciertas expresiones del arte contemporáneo muestran esta lógica implacable. Por tal razón se considera importante hacer referencia al escritor y psicoanalista francés Gerard Wajcman, quien ha caracterizado esta época como la era del «Ojo absoluto». En el que en la obra de arte, ha caído de la unidad de estándares sobre lo Bello, dando lugar a que cambie la nominación de la obra de arte a las "obras-del arte", en singular. Esta noción se refiere a la pérdida moderna de unidad en el arte, a una producción reiterada en la que cada objeto es único. [1]

NOTAS

  1. Wajcman, G. (1998). El objeto del siglo. Buenos Aires: Amorrortu, 2001.

 

Virgin Mother by Damien Hirst (2005) [1]

Un rasgo de la hipermodernidad es que la frontera entre lo privado y lo público, no es clara ni definida, sus límites tienden a ser indefinidos y líquidos. Todo tiende a ser transparente y aquel arte clásico que nos mostraba una imagen bella y unificada, ahora más allá –muestra un cuerpo en su dimensión real y en su fragmentación. No es más con el ideal que el arte aborda el objeto pulsional; este avanza ahora, atrevido como bien señala Marie Hélène Brousse

El arte contemporáneo del performance nos remite a uno de los movimientos generados a principios de los años '70. Generador de nuevas tendencias y formatos que rompen con lo establecido, de carácter efímero en un tiempo limitado acompañado de música y efectos visuales. El espectador tiene un bombardeo de datos des-conexos que lo llevan a soportar sensaciones de todo tipo, donde el adentro- afuera de lo íntimo necesariamente se pone en movimiento. El elemento principal de expresión es el cuerpo a través del Body Art, apoyado en objetos que otorgan sentido a la dirección del mensaje. Es una práctica asociada con un sentimiento indecoroso, morboso y pone a veces en el escenario los fluidos del cuerpo.

Marina Abramovic y el Performance [2]

NOTAS

  1. Recuperado en: www.damienhirst.com
  2. Recuperado en: www.artsology.com

 

Por ello se evoca la obra de una de las pioneras de este género contemporáneo, la artista serbia María Abramović quien, toma como objeto de arte su cuerpo y sus performances la llevan al límite del mismo. En la primavera del 2010, el Museo de Arte Moderno de New York (MoMA) mostraba una retrospectiva del trabajo de la artista en el transcurso de las cuatro últimas décadas, se titulaba The artist is Present.[1]

Habría que decir que es una presencia en todo el sentido de la palabra. En este performance M. Abramovic está sentada e inmóvil e invita a los visitantes a sentarse delante de ella y mirarla a los ojos, ella sostiene la mirada todo el tiempo, hasta que el visitante se para y continua otro. Así dura más de 700 horas. La artista explica: "Veo el arte como el oxígeno de nuestra sociedad […] Creo que el arte tiene que ser compartido, el arte tiene que ser perturbador, el arte tiene que hacer preguntas, el arte tiene que predecir el futuro, en algunos casos, y tiene muchas capas de significado."[2]

En el texto para el VI Enapol, La solución por el arte Moderno: la creación de la artista Marina Abramović. Ruzanna Hakobyan escribe: "Para M. Abramović, el goce fractura el cuerpo por medio del dolor […] Si el dolor es un modo de sentirse viva, también la deja del lado de la muerte: «el dolor de las menstrua­ciones y las migrañas era tan fuerte que pensé que iba a morir», atestigua. El cuerpo silencioso la reenvía a la muerte, el cuerpo que habla también, pero por exceso. Se trata del circuito pulsional donde la vida misma reenvía a la muerte Poco a poco, M. Abramović comienza a interesarse por el arte y a servirse de él como solución que le permitirá distanciarse del cuerpo materno y encontrar su propio lugar. El arte viene a bordear su goce sin límites y localizar su dolor en las performances."[3]

De ahí que pueda afirmarse que esta artista hace del performance un espectáculo de lo muerto para vivir y anudarse. Hace de su cuerpo un soporte de la estética y encuentra -como indica Miller [4] - una solución que no la deja en manos de la psiquiatría.

NOTAS

  1. Recuperado en: www.youtube.com/watch?v=sLbFugaFyAA
  2. Recuperado en: https://es-la.facebook.com/notes/camila-sof%C3%ADa/marina-abramovi%C4%87-manifiesto-de-la-vida-de-un-artista/10151323742422648
  3. Textos del VI Enapol. La solución por el arte Moderno: la creación de la artista Marina Abramović
  4. Ibid.,p.111