ACTIVIDADES

Vector Epistémico

Seminario de Formación Lacaniana

SFL | 2015-2016

Boletín #15

ANUDAMIENTOS DE LA IMAGEN, EL CUERPO Y EL LENGUAJE DURANTE LA ADOLESCENCIA

Philippe Lacadeé,
Sesión del 1 agosto 2015

 

Resonancias adolescentes

Ani Bustamante
Asociada NEL-Lima

Muchas veces a la deriva y sin cadenas, el adolescente se encuentra en medio de escombros significantes, en ese lugar de umbral en el que los viejos nombres no cubren el despertar y su desasosiego, y lo nuevo no es aún conjugado con lo imposible de significar que adviene. Tiempo de salir de la casa paterna y abrirse al Otro social, no sin transitar por un incierto intervalo por el que resuenan los ideales y sus declinaciones. Lo que transita no cabe en el cuerpo del lenguaje, ni en el espejo que ahora parece opaco y hace evidente ese agujero en la representación que lo lanza al exilio. Exilio de la lengua que sin embargo puede ser también la posibilidad de un reanudamiento a través de la letra (La adolescencia en Rimbaud es paradigmática, pero no menos las versiones actuales a través del hip hop, como bien señala Lacadée)

Si el saber ya no se ampara en las garantías del Otro de la infancia, el adolescente transita entre la crisis de las identificaciones, los temblores pulsionales y la falta que puede traducirse en exceso de referentes. Lacadée deja clara la necesidad que tiene el adolescente de encontrar "el lugar y la formula" a través de un vagabundeo que, a modo de acto, refleje el intento de separarse de los determinismos de un mundo colapsado, y la necesidad de fundar un nuevo lugar.

En este sentido, la famosa frase de Benjamin me deja sus resonancias:
"Importa poco no saber orientarse en una ciudad. Perderse, en cambio, en una ciudad como quien se pierde en el bosque, requiere aprendizaje. Los rótulos de las calles deben entonces hablar al que va errando como el crujir de las ramas secas"

Nuevos signos se revelan a un cuerpo en el bosque naciente, y se advierte la necesidad de encontrarse con la pérdida. La relativización de los ejes gramaticales descolocan al lenguaje como centro de gravedad y colocan la experiencia de la lalengua como posible punto a partir del cual orientarnos.

Deleuze, el filósofo de las líneas de fuga y la multiplicidad, propone al ritornelo como aquello que propicia el paso de un territorio al otro, produciendo el movimiento mismo de la vida.

"Un niño en la oscuridad, presa del miedo, se tranquiliza canturreando. Camina, camina y se para de acuerdo con su canción. Perdido, se cobija como puede o se orienta a duras penas con su cancioncilla. Esa cancioncilla es como el esbozo de un centro estable y tranquilo, estabilizante y tranquilizante, en el seno del caos". Es muy posible que el niño, al mismo tiempo que canta, salte, acelere o aminore su paso; pero la canción ya es en sí misma un salto: salta del caos a un principio de orden en el caos, pero también corre constantemente el riesgo de desintegrarse. Siempre hay una sonoridad en el hilo de Ariadna. O bien en el canto de Orfeo. [1]

El canturreo, ritornelo, como maneras de hacer en el exilio, de reanudar la marcha, como bien dice Lacadée: "La música a la que algunos se enganchan y que viene a anudar, como suplencia, lo que no puede decirse" [2]

 

El selfie: el goce de la propia imagen

Ángela Fischer, NEL –Lima

Tomaré como punto de partida un corto protagonizado por Kirsten Dunst y realizado por Matthew Frost titulado en inglés "Aspirational", http://www.youtube.com/watch?v=rwDbOmPQNx0&sns=em

Este corto muestra muy bien la potencia de las imágenes en desmedro del vínculo con el otro, y el Otro, son una jóvenes que ven a Kirsten en la calle, ellas van en auto, al verla se detiene se cercioran si se trata de la mencionada actriz y ambas se toman sus respectivos selfies, inmediatamente "comparten" sus imágenes en alguna plataforma virtual, y Kirsten ya no es más deseable para ambas jóvenes, sale de la escena y ella les dice si quieren hacerle alguna pregunta, y solo atinan a dar unas gracias como de la contestadora automática y se retiran mirando sus imágenes cada una de su propio aparato celular ante el rostro sorprendido de Kirsten. Lo importante era tener la imagen de esta popular actriz, no interesa más. El goce es mirarse a sí mismas y con la actriz con la cual se toman el selfie, no se entabla ningún vínculo, lo mismo era si tomaban su imagen de un afiche de publicidad.

El selfie es un auto fotografía, tomada con algún dispositivo digital, pero no se trata de una nueva manera de fotografía, no es simplemente el uso de un nuevo aparato fruto del desarrollo tecnológico, no estamos pasando de la cámara tradicional a la digital. Se trata de una práctica donde el goce está en capturar la propia imagen, por si mismos, cuyo efecto está más relacionado con el autoerotismo como decía Freud la boca que se besa a sí misma.

Esta práctica tiene en los adolescentes una especial predilección, por lo accesible, tan a la mano, y la posibilidad de compartirla virtualmente prácticamente en el mismo momento que ellos la capturan. Podemos apreciar cómo se escamotea la relación con el Otro, se debilita el discurso y el lazo social, y podemos preguntarnos por los efectos subjetivos de esta incesante captura de imágenes vacías. No es la experiencia que produce un cuadro, una fotografía, el selfie produce cortocircuitos en relación al encuentro con el Otro y deja al sujeto en una experiencia de goce solitario. Frente ¿a qué imaginario estamos?

Como dice Miller: "Solo podemos hacer definitivamente de la imagen un elemento del registro imaginario, si hacemos de ella un significante… las imágenes se significantizan, pueden transformarse en significante y pueden ser tomadas como significantes". [3]

Asistimos a una compulsión de tomar o capturar con cualquier dispositivo que se tenga a mano todo lo que el sujeto hace desde la más simple rutina de su vida así como otros tipos de acontecimientos.

La inmediatez de la imagen sin más destino que alguna plataforma virtual, este tipo de imagen está más vinculada a lo propiamente escópico, deja de lado la mirada y la esquizia que, pasa a ser puro objeto y el objeto es vacío.

Al respecto afirma Gérard Wajcman: "La fantasía de ver todo y de conservar todo va acompañada, paradójicamente, por una soberana indiferencia al asesinato de la imagen… la imagen ha perdido cualquier carácter sagrado, sino que además ni siquiera es un objeto. Lo virtual es aire y nada más". [4]

Si se produce un cortocircuito al Otro, la imagen queda aislada de significación, qué efectos para la subjetividad de los adolescentes, quedan a merced de una experiencia mortífera. Este tipo de imágenes solo produciría un goce en el cuerpo. ¿Qué consecuencias en el lazo social, qué lugar para el encuentro?, preguntas propias del ámbito de nuestra práctica.

NOTAS

  1. Deleuze, Gilles y Guattari, Felix, Mil Mesetas, Capitalismo y esquizofrenia, Valencia: Pre-Textos, 2004, p. 318.
  2. Lacadée, Philippe, El despertar y el exilio, Madrid: Gredos, 2010, p. 162
  3. Miller, J.-A., Elucidación de Lacan, EOL-Paidós, Buenos Aires, 1998, p. 579.
  4. Wacjam, G., El ojo absoluto, Manatial, Buenos Aires, 2010, p. 256.