ACTIVIDADES

Vector Epistémico

Seminario de Formación Lacaniana

SFL | 2015-2016

El anudamiento de la imagen del cuerpo y de la lengua en la adolescencia [1]

Philippe Lacadée

Gracias por la invitación de la NEL.

La adolescencia es ante todo un significante del Otro que sirve, desde final del siglo XIX, para designar ese momento particular de la vida, proveniente de un tiempo lógico propio de cada uno.

El adolescente adopta una nueva manera de hablar, de decir y de vivir sensaciones inéditas que surgen en él, en su cuerpo y en su pensamiento. Pero es eso lo que lo confronta a lo nuevo. Y es por eso que el poeta Arthur Rimbaud hablaba de encontrar una lengua. Eso es lo que debe hacer cada adolescente: encontrar su lengua.

Tengo una tesis sobre la adolescencia, a partir del libro El despertar y el exilio, que se llama la crisis del lenguaje articulado al Otro.

Es por eso que la cuestión del acto y del cuerpo es tan importante en el momento de la adolescencia. Porque el adolescente no cree más en el semblante del Otro, el semblante que viene de los padres. Y es por eso que el poeta Arthur Rimbaud decía que eso le provocaba un sufrimiento bizarro, opaco e indecible. Y es eso lo que puede conducir al pasaje al acto, si no conocemos lo real en juego, que se juega en el cuerpo del adolescente. Es por eso que el psicoanalista se interesa en el cuerpo del adolescente.

Freud había nombrado ese real, lo real biológico. Pero no exactamente. A través de la cuestión de la pulsión o del instinto, al cual Freud presta atención, nombro este momento de la adolescencia "Las metamorfosis de la pubertad". Pero Freud fue más allá de la biología. El señaló que para el adolescente hay un momento lógico que tiene que ver con el surgimiento del objeto sexual, que pone en juego un objeto sexual que ya no es el objeto autoerótico de la infancia. Y es eso lo que repercute en el anudamiento del lenguaje y el cuerpo.

Entonces, de un lado la adolescencia es metafórica, al ser la sustitución de un significante por otro, y de otro lado la adolescencia tiene que ver con el objeto metonímico, el de la pulsión sexual. Y es eso lo que va a hacer refracción en lo real del cuerpo del niño, generalmente de una manera superyóica.

Hay, entonces, en el momento de la adolescencia, la transformación del cuerpo del niño en un cuerpo sexuado. Es decir que en ese momento surge el encuentro de un deseo con un partenaire. La adolescencia es, entonces, el momento de pasaje de la imagen fálica del niño a lo que se goza en su propio cuerpo.

Es lo que Mauricio, aquel personaje de la obra de teatro de Frank Wedekind, habla de una excitación masculina como si hubiese sido tocado por un rayo, pero sobre todo que eso le produce una angustia y un mal interior. Entonces, se ve bien en el texto de Freud, Las metamorfosis de la pubertad, que hay dos objetos que surgen en el momento de la adolescencia, desechos del deseo y que son la voz y la mirada. Pero también el cuerpo del otro, diferente del cuerpo propio imaginario. Y es eso lo que va a estar en primer plano de la escena cotidiana del adolescente. Los adolescentes están en primer plano de la escena de la sociedad. Gracias a Lacan llamamos eso acting out.

La adolescencia es entonces, desde Freud, la reorganización de la vida sexual infantil. Es el redescubrimiento del objeto al cual el niño habría renunciado al final del Edipo. Pero lo más importante es comprender que eso produce un rechazo, una represión del objeto infantil y frecuentemente solo, el adolescente debe elegir la fórmula de la sexuación que le convenga.

Para dar cuenta de ese momento delicado de la adolescencia, Freud habla de cavar un túnel desde dos extremos a la vez y de atravesarlo. Pero es un túnel que tiene dos agujeros, como todo túnel. El primer agujero corresponde a lo que pasa en el cuerpo íntimo del niño, algo que viene a hacer agujero en su cuerpo, y el otro agujero del túnel corresponde a un agujero del saber del Otro parental, un agujero que vuelve inconsistente la autoridad del Otro parental. Y es en ese momento de travesía del túnel que hay una separación entre el cuerpo del niño y el cuerpo del adolescente. Como lo ha dicho muy bien el poeta Víctor Hugo: "El comienzo de una mujer, en el ocaso de una niña".

Entonces, cada adolescente testimonia a su manera de cómo él se sitúa frente a ese punto de real que está muy bien descrito en "Despertar de primavera". Y cuando Lacan ha hecho el prefacio de "Despertar de primavera" ha hablado del adolescente en el sentido de un agujero en lo real. Un agujero que corresponde a un agujero en el saber; un agujero que lo confronta con un imposible, con un real indecible que el adolescente tiene mucha dificultad para traducir en palabras. Y ustedes se dan cuenta de que Lacan retoma la metáfora del agujero del túnel. Porque Lacan es un lector de Freud. Hay, entonces, un agujero en el saber y un agujero en la identidad sexual del niño.

Es por eso que acontece para todo sujeto, y que Lacan puede hacer comprender al público, a sus alumnos, algo para lo que ha creado un neologismo: el trou-matisme[2] de la sexualidad.

Pero el poeta antecede al psicoanálista. Es lo que dice Wedekind cuando hace hablar al adolescente Mauricio. Mauricio dice: He recorrido el diccionario Meyer de la A a la Z… Palabras, únicamente palabras, palabras… ni la más mínima explicación clara … Oh, qué dolor! Para que nos sirve un diccionario que, sobre las cuestiones más importantes de la vida, no responde. Mauricio, a partir de lo que vive en su cuerpo, va a buscar en el diccionario una respuesta a las cuestiones esenciales del ser humano: el sexo y la muerte.

Pero vemos muy bien, y es mi tesis por hoy, que el adolescente no tiene un cuerpo sino a partir del agujero, de ese trou-matisme donde las representaciones del Otro se desarman. El cuerpo del adolescente es, entonces, el agujero. Y es allí donde el adolescente puede tener tendencias a velar ese agujero por medio de una imagen y crear el mundo a partir de esa imagen. O creer en los ideales, esa sería la mejor manera; la peor manera sería colmar su agujero con objetos de consumo, objetos adictivos como la droga.

Es por eso que para nosotros los psicoanalistas, es muy importante saber que el adolescente habla a partir de su agujero. Y es a partir de ese agujero que va a hablar de su cuerpo, y que va a hacer nacer lo que J.-A. Miller ha llamado el cuerpo hablante.

Lacan ha hecho un descubrimiento en el psicoanálisis, a partir de la obra de Freud y también a partir de lo que él escuchaba de sus pacientes. Él descubrió que no hay relación sexual. Es lo que le expliqué antes de ayer a un periodista de La Radio de la Universidad Nacional de Colombia: Lacan no es complicado; Lacan supo simplemente escuchar la clínica de sus pacientes. Y cuando dice, por ejemplo "no hay relación sexual", eso no es complicado. Quiere decir que para todo sujeto que está tomado en el lenguaje, hay una separación: la separación del animal y del ser hablante. Y en algunos surge la idea de querer volverse de nuevo un animal, como si fuera más fácil ser un animal. Solamente que al ser humano nadie le explica, ni en su inconsciente ni en el diccionario cómo comportarse un hombre con una mujer. Es por eso que es muy complicado para un hombre saber comportarse con una mujer. Y es por eso que Lacan dice "no hay relación sexual". En cambio, hay goce, existe el goce. Hay un goce reencontrado a nivel de su propio cuerpo, como un elemento pulsional nuevo que emerge en el cuerpo del niño y es eso lo que lo confronta con el fuera de sentido. Cuando se dice que no hay relación sexual, eso quiere decir que, aunque por supuesto hay actos sexuales, no hay una equivalencia del goce del hombre y del otro goce tal cual puede ser vivido por la mujer.

Esa ausencia de relación sexual, Jacques-Alain Miller lo explica en su texto a partir de lo que puede reinar en este momento en el mundo, que es la aparición del cuerpo virtual, del cuerpo numérico, como por ejemplo se puede ver para los adolescentes, que se crean una imagen, un avatar que en el fondo es una imagen de un cuerpo virtual. No hay que despreciar lo que acontece en el Facebook. En Francia, por ejemplo -no sé si esto pasa en Colombia-, pero hay adolescentes que se suicidan después de haber encontrado insultos en el muro del Facebook. Entonces, el muro del Facebook, para algunos adolescentes, es una manera de sostener su imagen.

Jacques-Alain Miller ha hablado de la invasión en la web de sitios pornográficos, de sitios donde hay una exhibición del cuerpo y del coito exhibido, que sería una aparición en lo real de lo que está forcluido por el hecho de que no hay relación sexual. En relación con esto, Jacques-Alain Miller, por otra parte, observaba que el sexo débil es el sexo masculino. Pero es algo que ya decía Lacan en el Seminario La relación de objeto, a partir del filósofo Kojeve, que había señalado que la novela de Françoise Sagan, Bonjour tristesse, demostraba que había una desaparición del hombre viril. Entonces, la sexualidad podría ser sostenida hoy por el cuerpo virtual y numérico.

Entonces, a partir del psicoanálisis, el goce siempre viene del régimen del uno. En el fondo es ideal y solitario, no establece ninguna relación con el otro, y no obstante el sujeto cree en la relación sexual. Y esta es una de las paradojas fundamentales de la adolescencia. ¿Por qué? Por dos razones. La primera es que Freud se había ya dado cuenta de que en el momento de la adolescencia, el goce cambia el estatuto: no es más goce autoerótico y se vuelve goce del acto sexual, goce de un objeto exterior. Pero Freud, como Jacques-Alain Miller lo subraya en su texto sobre la adolescencia, creía en la transición del objeto autoerótico a la satisfacción copulatoria. La segunda razón es que Lacan se da cuenta de que eso es una ilusión de Freud, ya que, en efecto, el sujeto no goza del cuerpo del otro, sino de su propio cuerpo, de su fantasma o de sus sueños, como Wedekind lo ha dicho.

Entonces, el goce del cuerpo del otro está realmente en un impasse. Y es por eso que esto puede producir para algunos adolescentes un cierto drama en la adolescencia. Pero también la mitología de la pareja ideal, de la pareja perfecta recibe aquí un golpe.

Entonces, Freud, frente a este agujero del cual él hablaba a partir de la metáfora del túnel, le había dado, si ustedes quieren, otro nombre: das Ding, la cosa freudiana. Y es por eso que gracias a Lacan podemos trabajar esta cuestión. En relación al agujero Lacan ha propuesto una estructura lógica, la del objeto a, que permite tener en cuenta lo que del objeto pulsional, del objeto a viene a hacer agujero. Y eso puede mostrar que el objeto a no es de una manera forzada el objeto real. Entonces, Lacan nos da una idea de que hay una función de ese objeto a en el corazón de cada humano, que concierne a un real inasimilable por la función simbólica. Y ese objeto a es lo que crea en Arthur Rimbaud lo que él llamaba los sufrimientos modernos. ¿Por qué modernos? Es por eso que el adolescente siempre es moderno en relación a sus viejos padres. Porque él vive algo en su propio cuerpo, a nivel de la pulsión, que le produce sensaciones inéditas, un "desarreglo de todos los sentidos", expresión de Rimbaud, pero también lo empuja a querer exigir la libertad, "la libertad libre" de la cual hablaba Rimbaud, o el derecho de vivir. Es por eso que es muy complicado tener adolescentes en la casa. La verdadera vida siempre está afuera, no cerca de la casa para cenar con sus padres los domingos.

Pero Lacan, en su texto, observa como el sujeto viste su ser de objeto con una imagen, la de su yo, de su narcisismo. Ese objeto que a la vez puede causar su deseo y también, Lacan nos dice, puede causar su miseria. Es por eso que el sujeto, como dice Lacan, se viste contrafóbicamente de la autonomía de su yo y entonces hace como los cangrejos ermitaños, más bien se reviste de un caparazón. Es por esto tal vez que Françoise Doltó, que se interesaba mucho por los adolescentes -y que es la madre de un cantante francés llamado Carlos- hablaba del caparazón del adolescente. Y ustedes saben que hay psicoanalistas que hablan del caparazón del adolescente.

Ahora decía que el adolescente es moderno, siempre es moderno. ¿Por qué? Porque vive una tensión fundamental, como Rousseau lo ha dicho muy bien, entre la razón y la pasión, entre la sensación corporal y el sentido, entre la naturaleza y la cultura, entre ser auténtico y ser semblante.

Todo esto es una manera de mostrar la tensión que hay entre el objeto a y el ideal. Y ustedes saben que cuando Jacques-Alain Miller hizo un curso con Eric Laurent sobre El Otro que no existe y sus comités de ética, ha propuesto el matema de la modernidad irónica, que es un matema que pone en tensión el objeto a como más importante que los ideales. Ese matema me ha ayudado demasiado a comprender mi propia adolescencia. Porque soy un eterno adolescente. Pero también para comprender la tensión que podría haber existido entre los ideales y los objetos en el momento de la adolescencia.

Entonces, en el momento del surgimiento de la adolescencia, el niño que antes podía ser el modelo del otro parental y que quería intentar corresponder a la imagen fálica que pensaba que su madre esperaba de él, de golpe, bajo la forma de la tyche -el rayo, como decía el joven Mauricio de la obra de Wedekind-, es confrontado con un cuerpo pulsional, un cuerpo que en si mismo puede volverse el objeto a, tomado como indecible. Esto es lo que en mi libro El despertar y el exilio, llamé la mancha negra. La mancha negra es una manera de decir, de describir la parte del objeto a y también el sujeto como equivalente a ese objeto a. Es allí donde hay un riesgo para el adolescente, porque puede identificarse totalmente a esa mancha negra. Esto puede explicar muchos suicidios de los adolescentes que para separarse de la mancha negra que viven en su cabeza, pueden ir incluso hasta separarse de su cuerpo.

De otra parte, Jacques-Alain Miller mismo hablaba, en un texto -un texto de su juventud, cuando él era estudiante de bachillerato-, él describía la adolescencia como el misterio doloroso que es el sujeto para sí mismo. Como si en ese momento hubiese un anudamiento por intentar entre el cuerpo y el mundo. Pero si ustedes van a ver el texto de Jacques-Alain Miller sobre El inconsciente y el ser hablante, se darán cuenta de cómo el habla del misterio a partir de lo que Descartes dice sobre el alma y el cuerpo. El misterio en el fondo es diferente del matema. Y es por esto que el poeta, que es el príncipe del adolescente moderno, Arthur Rimbaud, habla de encontrar el nuevo amor, que no depende más del Otro parental, sino de un anudamiento inédito propio a cada uno, un anudamiento de su cuerpo con su palabra a partir del encuentro de la tyche y el goce en su cuerpo. Es por eso que el cuerpo hablante que emerge en la adolescencia, encuentra su sitio y su lugar de ser ese anudamiento entre el goce de la palabra y el goce del cuerpo. Y se ve bien que en ese momento el cuerpo del adolescente no es más unitario. Debe separarse del solo goce fálico que encontraba en su correspondencia con ser el falo para la madre. El cuerpo repentinamente se volvió para él afectado por el goce. Eso esclarece completamente lo que Lacan dice de que el cuerpo se goza, y va a reordenarse en el momento de la adolescencia en relación a un despertar de un goce que ya se repartió para el niño sobre los diferentes objetos. Pero lo que muestra muy bien el texto de Freud es que en la metamorfosis de la pubertad, los dos objetos más importantes para el adolescente son los objetos de la voz y la mirada.

Y es por eso que el cuerpo del adolescente va a volverse el cuerpo hablante, pero va a hablar en términos de pulsión, como dice Jacques-Alain Miller en su texto. Y es por eso que frecuentemente los adolescentes utilizan la escena para mostrarse, para mostrar algo provocador en sus cuerpos, para hacerse escuchar, de una manera difícil de escuchar, como por ejemplo manejando insultos o injurias, que es una manera de alojar en el cuerpo el goce, en el cuerpo de la lengua, el goce del cuerpo.

Pero no perdamos de vista que para nosotros, psicoanalistas, lo importante son ciertos sujetos que se identifican al vacío, al agujero, bajo la forma de la nada o del desecho. Mientras que otros prefieren hacer valer el goce del cuerpo narcisista.

Hay una frase del Seminario La angustia, de Lacan, que también me ha ayudado mucho a trabajar con los adolescentes. Es una frase raramente comentada, que describe la pubertad como el tiempo lógico, función de "un vínculo que debe establecerse entre la maduración del objeto a, tal como yo lo defino, y la edad de la pubertad".[3]

Puede parecer sorprendente que Lacan hable de maduración, pero ya habla en el seminario de La angustia, un poco para dar cuenta del tema de Helene Deutsch, una gran especialista de la adolescencia, que se refería a la adolescencia como un momento de maduración del desarrollo. Y bien, como Lacan lo hace frecuentemente, dice: de acuerdo; si hay maduración, pero es la maduración del objeto a. Y lo más fácil para dar cuenta de esa maduración, es lo que Lacan propone, es desde un lazo a establecer. Y eso es muy importante para nosotros, psicoanalistas, para nosotros que trabajamos en el campo social. No hay que perder de vista que en el momento en que el adolescente va a desprenderse del Otro -que como dice Freud, es la etapa más necesaria pero la más dolorosa del desarrollo del niño-, tenemos la responsabilidad de ofrecer, de crear lugares -como la Antena aquí en Bogotá o como Miller lo hace en el Instituto del Niño, o como lo hicimos en el CIEN-, no perder de vista, incluso en los lugares más difíciles, incluso allí siempre hay que encontrar la posibilidad de crear, de establecer un lazo. Eso es lo que dice Lacan: establecer un lazo.

Y qué dice el poeta, Arthur Rimbaud: en ese momento de la adolescencia, el mismo, que pasaba su vida vagabundeando, se ha marchado; quería ser conocido como el más grande poeta en París y al mismo tiempo se las arreglaba para hacerse rechazar. Es la lógica de los adolescentes: piden, "respétenme" y al mismo tiempo son irrespetuosos. Es el encanto de la adolescencia.

Y bien, Rimbaud, en una frase que para mi resume lo que es la adolescencia, dice: Yo apresurado de encontrar el lazo y la fórmula. Rimbaud dice: Yo apresurado. ¿Qué es lo que lo apresura? Freud le responderá: estás apresurado, presionado por tus pulsiones. Es tu yo que es presionado y vas a encontrar, tú mismo, el lazo y la fórmula. Pero ¿cuál es la fórmula? La fórmula es, seguro, una nueva manera de hablar, a partir de lo que yo vivo en su cuerpo presionado. Es el nacimiento del cuerpo hablante. En 1881 Rimbaud, que quiere encontrar el lugar y la fórmula, que es a la vez la manera de decir lo que dice, para encontrar la fórmula de su ser sexuado, la fórmula de su sexuación. Rimbaud es lacaniano.

Es por eso que -y es algo que quisiera explicar- hablo de la adolescencia como una crisis del lenguaje. Hay una pregunta que viene de la NEL a la cuál respondo antes de que me la planteen. Es una pregunta que se refiere a que la crisis de la lengua articulada es lo que vivimos en el mundo actual. Pero aquí se trata de aprehender muy bien que se trata de una crisis que el sujeto vive a partir de su propio cuerpo, de su cuerpo imaginario. Por ejemplo, hay una frase muy bella, de nuevo de Rimbaud, que dice: "Una noche senté la belleza sobre mis rodillas y la encontré amarga y la injurié. En francés se puede jugar entre "amargo" -amer- y "la madre" -la mère-. Y ¿qué es lo que una madre sienta sobre sus rodillas? Su niño. Como la virgen. Y qué dice Rimbaud: … y la injurié. Como si él demostrara que para salir de la posición de niño sentado sobre las rodillas de su madre, que corresponde a la belleza -o como dice Freud en los Tres ensayos sobre teoría sexual, "si hay una imagen de una relación sexual, es la imagen de un niño en los brazos de la virgen-. Pero ¿qué indica Rimbaud? Que para poder separarse de esta posición de niño, que no haría sino uno con la imagen fálica, sentado sobre las rodillas de su madre, la solución sería injuriarla.

Y qué dice Lacan. Ustedes pueden encontrar esto en un libro que publiqué y que se llama Vida tomada por la palabra. Porque me he interesado en los insultos y en las injurias, que son una manera del adolescente, de hablar de su cuerpo hablante pulsional, cuerpo hablante como diría Miller. Y qué dice Lacan del insulto. Dice a los italianos: es el comienzo de la gran poesía. Es la primera y la última palabra del diálogo. Es por eso que cuando un adolescente los insulta, hay que pensar que está tratando de situar en la lengua el objeto indecible de su ser, como si el cuerpo hablante alojara en el insulto lo indecible de lo que está allí en su cuerpo. Y es por eso que hablé de la crisis de la lengua articulada al Otro. Como si el adolescente hablara de lo que dice en su propio cuerpo. El matema podría escribirse:

S1/objeto a

Como si el adolescente tomara apoyo sobre su cuerpo pulsional, no queriendo entrar en la lengua articulada del Otro, que necesitaría pasar del S1 al S2 y separarse del goce del S1.

Tengo un hermoso ejemplo, y termino con esto. Es un ejemplo tomado del libro de Fernando Vallejo, La virgen de los sicarios, que leí para venir acá, para comprender algo de lo que pasaba en Colombia. Y es un libro muy interesante, incluso si creo comprender qué a muchos no les gusta Fernando Vallejo. Él habla de una pareja, en la que uno de los integrantes, Fernando, es un especialista de la gramática -porque Colombia es y sigue siendo el país de la gramática española, el país donde se habla el más bello español-. Entonces, la pareja de Fernando el gramático es el joven sicario Alexis, que está dispuesto a tomar su arma -por supuesto que pertenece al narcotráfico-, pero lo más interesante cuando se lee el texto, es que se ve que para él lo que lo empuja a matar son puntos de impacto del decir sobre su cuerpo, puntos de impacto de la voz, tal como la escucha en la radio de los taxis. Porque para él, la radio hace ruido. Lacan hablaba de la mirada errante y las voces volátiles. Bien, ¿qué ilustra esto? En lugar de articularse a la lengua, a la gramática funcional S1 - S2, Alexis elige, una elección forzada, como un S1 solo, matar al otro; mientras que su amigo gramático, especialista de la lengua articulada al Otro, intenta hacerle aprender que si él quiere, que si él consistiera a situarse en relación al saber del Otro, sería menos tomado por la inmediatez de su pulsión.

Entonces, para terminar ¿qué puede proponer el psicoanálista? Por ejemplo, en el CPCT de Bordeaux, un centro de consultas terapéuticas gratuitas, se reciben también los adolescentes y se intenta allí establecer, como decía bien un joven, Erick, un punto de confianza. Es lo que en el libro El despertar y el exilio llamé un punto desde donde. El punto desde donde el sujeto puede escucharse hablar a partir de lo que él vive en su propio cuerpo y eso precisa que el psicoanalista no ocupe una posición de saber sino, justamente, una posición de vacío, tal vez de agujero como decía al comienzo, para que a partir de ese agujero el adolescente encuentre su propia lengua. Y es por esto que el psicoanalista debe poder decir si antes de decir no, para ayudar al sujeto en su lengua, en su manera de bien decir, de bien decir lo que pasa en su cuerpo, de encontrar su fórmula que le permitirá separarse del goce que antes podía conducirlo a lo peor.

Es por eso que frecuentemente juego con las palabras entre el padre y el par significante. Hay en francés una equivocación entre padre (Père) y par (Paire). Porque el límite que puede encontrar el adolescente no es el del padre. De todas maneras estamos en una sociedad sin padre, sin padre responsable como hombre, que le muestre al hijo lo que él ha hecho con su propia vida. En cambio, podemos ayudar al adolescente a articular su ser con el par significante. No ese par que viene del Otro parental, que él rechaza, sino ese que puede inventar él mismo, y no solo, en presencia de una cosa esencial: el cuerpo vivo del psicoanalista.

Gracias

Traducción: Mario Elkin
Desgrabación y establecimiento del texto: Adolfo Ruiz
Texto no revisado por el autor.

NOTAS

  1. Conferencia pronunciada en la NEL-Bogotá y transmitida a todas las Sedes, Delegaciones y Grupos asociados, como parte del Seminario de Formación Lacaniana, organizado por la NEL. Sesión de Agosto 1 de 2015.
  2. Se juega con las palabras francesas trou (agujero) y traumatisme (traumatismo)
  3. Cfr. Lacan, J., El seminario, libro 10, La angustia. Buenos Aires: Paidós, 2006, pág. 279