¿Cómo incide el pase en la política?

Por Adolfo Ruiz

"…sería un error teórico así como una aberración práctica
tener el Pase como un suplemento del cual podríamos prescindir,
como un suplemento suntuario-
J.-A. Miller

Política del síntoma, política de la cura, política de la Escuela… El psicoanálisis es lo contrario de la política del Otro. El inconsciente es la política… A mi parecer, conviene, en primer lugar, situar algo con relación a la política a la que esta pregunta, formulada de manera general, apunta. Guy Briole afirma: "cuando se habla de política y uno es psicoanalista, lo que está en juego es el acto analítico y sus efectos".[1] Si en su escrito "La dirección de la cura... ",[2] J. Lacan definió "al deseo del analista" como su "política" –diferenciándola de la táctica y de la estrategia-, podemos también decir, parafraseando a Miller, que no hay clínica sin política. La política, entonces, tiene una relación inseparable con la clínica.

En función de esa relación y de lo que de ella implica a la Escuela, más que incidir en la política, señalaría que el pase determina la política, que tiene que determinarla. Y lo hace por lo que es en sí mismo como dispositivo: el que da la garantía de que se produjo un final de análisis y de que hay, como producto de ello, un analista.

Si bien el Pase no se plantea como un ideal, para todos, el hecho de que esté en el horizonte de la Escuela debe mover, como señala Guy Briole,[3] lo que hace límite, como por ejemplo que los "analistas confirmados" se sostengan de "méritos adquiridos". Lo entiendo en el sentido de mover no solo la relación con la Escuela sino, fundamentalmente, en cada uno, la relación con el propio análisis.

Otro punto crucial, en cuanto a esto, es el de la formación en lo que de ella implica a la Escuela. Si la Escuela no está excluida de garantizar que un psicoanalista surge de su formación,[4] nuestra Escuela, cada una de sus Sedes, tiene que velar porque su trabajo privilegie las actividades de formación de los miembros. Que estas sean su agalma. Esto hará posible que, con una intensión clara, firmemente consolidada y orientada, la extensión y las actividades de enseñanza encuentren su justo lugar.

Estela Paskvan, quien fue más uno del Cartel del pase hispanohablante de la ELP, escribió para una publicación animada por J.-A. Miller, un texto que tituló "El dispositivo del pase está lejos", a partir de su lectura de la situación de su Escuela a mediados de la primera década del 2000, que la hizo considerar que el pase estaba lejos de los miembros.[5] Como Escuela, no contamos todavía con todos los dispositivos que permitan hacer la práctica del Pase. Más aún: No somos todavía una Escuela del Pase. No lo somos, así se haya dado la circunstancia de que una de nuestras colegas haya hecho el pase y haya sido nominada AE. Hay una decidida voluntad política del C.E. de impulsar el trabajo hacia la Escuela del Pase. Es claro que hay una política orientada a ello. Se hace evidente de muchas maneras. Esta conversación es una prueba más. Llegaremos a ser una Escuela del pase en tanto estemos, como Escuela y cada uno en su lugar y función, dispuestos a encarnar ese trabajo, a dejarnos enseñar por el Pase y a asumir sus consecuencias para el psicoanálisis, la formación y la Escuela. ¿Cómo hacer en la Sede, desde la Dirección y con el directorio, contando con la orientación del CE y la política del Pase, para que este sea fecundo y que la nominación de un miembro de la Sede no quede como una contingencia? Es nuestro compromiso

Si como lo establece Lacan, "el acto depende de sus consecuencias", serán estas las que muestren de qué manera estamos, como Escuela, asumiendo a fondo las consecuencias de lo que el pase implica para que el lazo inseparable entre el pase como acontecimiento clínico y el pase como apuesta institucional se mantenga fuerte.[6]