ACTIVIDADES

Vector Político

Seminario de Textos Políticos

STP | 2017-2018

Gozne

Por Piedad Ortega de Spurrier

Agradezco a la Nel MEDELLIN, a la comisión de textos políticos STP y al Comité Ejecutivo por invitarme a pensar juntos, a partir de una cita de la Proposición , "el paso del psicoanalizante a psicoanalista tiene una puerta cuyo gozne es ese resto que hace su división, porque esa división no es otra que la del sujeto cuya causa es ese resto", e interrogarnos sobre el deseo del analista desde la última enseñanza de Lacan y por qué este nos puede orientar en la acción lacaniana en lo social y en lo político.

De inmediato subraye el término gozne para situar el deseo del analista, que en su acto hace audible, a veces visible, las marcas del trauma lenguajero y sus retornos, vestigios de esa primera vez, esas insistencias necias de la pulsión, que en su repetición, conmemoran la persistencia del fantasma y el hueso del síntoma. A la caza de tropiezos, zumbidos, arritmias y disonancias cuyo único valor, el de la contingencia como indica Lacan, es posible aislar lo Real en efímeros chaquiñanes, en cuyas gastadas muescas por su repetido recorrido incurable, la operación analítica, conduce al punto donde ya no hay nada que extraer, resta una ínfima soldadura entre cuerpo y lalengua, que conmemora en su vacio y permanente circuito de satisfacción, un cierto uso que cada uno hace con su síntoma.

Pero, aun así, es soldadura, defensa contra lo Real sin ley y fuera de sentido que, como señala Miller, requiere una vez mas del deseo del analista para forzar una brecha y así se produzca, otra cosa que no sea el sentido, ese modo sintomático de gozar del inconsciente, en donde todo es posible de ordenarse, aunque sea de forma paradojal.

Perturbar la defensa produce algo nuevo que incide en que, si hay repetición, ya no será de lo mismo. Se abre un camino al buen agujero, aquel que pone en evidencia la desconexión entre S1 y S2 un tanto irreversible.

En consecuencia, la operación analítica produce una separación entre el parletre y esa "una equivocación" causa del inconsciente del sujeto. Esta operación le permite al sujeto ubicarse más cerca de las contingencias o de lo Real, de lo que no se ha reabsorbido por el saber y a la vez un poco mas separado del saber y su automaton, ya que ha sido posible constatar y también estar advertido de la banalidad de la repetición. Queda una brecha que aloja un resto fecundo "un realismo sin ilusión", que cuenta con el acerbo del deseo y la apuesta, con el cálculo y los otros.

En la AMP existen algunas apuestas, podemos destacar la de la formación, la del pase, la de la escuela, todas ellas por sostener la existencia del psicoanálisis. Las coordenadas actuales de esta época nos exigen preguntarnos por la posición del psicoanálisis y los psicoanalistas en la política. ¿Cómo no participar en las coordenadas políticas actuales cuando las condiciones mismas de la existencia del psicoanálisis corren peligro? Si las ciencias y el mercado tienden a homogenizar a todos los sujetos bajo un mismo patrón, la política actual, la de los regímenes totalitarios se sirven de aquellos discursos para hacer de forma idéntica. Cada vez menos con seductores canticos populistas y más con órdenes de hierro, de terror. Miller nos ha conminado a elegir de forma singular el lugar que le corresponde al analista en la política. Es una apuesta.

A mi entender, Miller nos propone HERETIC para sostener un vinculo que dé lugar a que ese momento de ver que a veces abruma o enceguece, se transforme en un tiempo de comprender las coordenadas que nos permiten acercarnos a un cálculo pragmático, para concluir en la construcción de una bisagra GOZNE entre el saber hacer del Psicoanálisis que pueda contribuir con la política, como señala Sergio Garroni, de la NEl Caracas.

3/08/17