Reseña del primer testimonio de Paola Cornu
Gladys Martínez
El 16 de enero de 2021 presenciamos un evento inédito en nuestra Escuela: la transmisión del primer testimonio de Pase de una AE, colega miembro de la NEL, por medios virtuales. No tuvo lugar en los espacios tan agalmáticamente dispuestos para ello, como lo son los Congresos de la AMP, las Jornadas de Escuela, los Encuentros Americanos o los distintos espacios reservados para las Enseñanzas del Pase en las Escuelas de Lacan. Allí la comunidad analítica, a manera de caja de resonancia, reverbera con las notas y silencios que son allí tañidos. Un testimonio puede resonar o no, puede “pasar o no” a muchos, a algunos, no todo. De cómo ese testimonio resuene, la vivencia del espacio y del tiempo -como en el amor- varía. Sin embargo, lo que sí nos era común a todos y no se podía obliterar es que esa caja de resonancia no estaba en un mismo lugar físico; mediaban las pantallas.
Hace ya un año que hemos vivido en carne propia que el mundo ya no es más el que era. Esta pandemia sin precedentes ha trastocado las coordenadas espacio-temporales de los seres hablantes y ha restringido las posibilidades que creíamos aseguradas del encuentro. Por ello fue y es realmente conmocionante constatar la valentía y consentimiento de Paola para transmitir su primer testimonio por la vía telemática que hoy nos es posible. Su testimonio “pasó”, con emoción, con alegría, con armónicos conjugados en oxímoron que aún vibran más allá de lo audible. Esa voz suelta ha dejado una marca viva en la NEL de la cual podemos extraer su pulso y pulsación para la existencia del psicoanálisis en estos tiempos tan inéditos.
Y sobre el tiempo actual inmediato, el testimonio de Paola introduce una escansión que pone en acto una pausa sin detención, a ritmo propio. Frente a la presión continúa de la incertidumbre, su testimonio enseña sobre un saber hacer propio, revés de la presión que ahoga, ahogo del síntoma. Fuimos tocados por ese circular sin insignias, “suelta”, por la vida y el país del psicoanálisis, con Una alegre calma. Y ello introduce una vital bocanada de aire que impulsa y propulsa el deseo, que, en tanto causa, es el mejor antídoto contra el virus mortífero del adormecimiento, el encierro y la impotencia. En palabras de Paola: Lo vivo del deseo, nunca en reposo, me hace circular.
De manera especial destaco una formulación que vibra agudamente por la contundencia de escribir una imposibilidad: alivio, de que no hay alivio. Singular manera de constatar el agujero del Otro y su caída. El efecto, un acontecimiento de cuerpo -sentía que flotaba en el agua- y una satisfacción inédita que le permite ir y venir, a su aire, suelta, no del todo pues es con-otros, y viviendo con la diferencia. Se trata de un singular consentimiento: un sí, a no-todo, que hace avanzar el psicoanálisis y la Escuela, que es su instrumento, en tiempos de pura contingencia.
La apuesta de Paola por la Escuela, por la transferencia de trabajo y por el lazo analítico, atravesó las pantallas, llegando a cada uno, para que podamos seguir sirviéndonos de cuánto un psicoanálisis puede salvar la vida.